El 21 de octubre se celebró el Día Mundial del Ahorro de Energía, con el objetivo de que como sociedad reflexionemos sobre el consumo energético que se tiene en la vida cotidiana.

La Tierra nos provee de las principales fuentes de energía que mueve nuestro mundo, pero a medida que intensificamos la explotación de estos recursos naturales, implica un agotamiento de esta riqueza, por eso es necesario darle un uso racional y en correspondencia con las necesidades sociales y también ambientales.

El cuidado de nuestro planeta se está convirtiendo en todo un desafío, donde el principal objetivo es reducir los gases contaminantes. Según el WEF (Foro Económico Mundial), “el esfuerzo que se está llevando a cabo por lograr una forma de producir energía sostenible y segura, vale la pena”. Un esfuerzo, que ha llevado a un compromiso en materia de cambio climático en el cual el objetivo principal es la reducción de las emisiones de gases de efectos invernadero entre un 80% y 95% entre 2050 – 2100. Un proceso de descarbonización energética que ha llevado a las energías renovables a ocupar un lugar protagonista de la energía mundial. Una transición que debe ser sólida y flexible, donde es necesario contar con todas las tecnologías y energías disponibles para así tener una mayor seguridad y eficiencia económica.

Los mercados energéticos se están transformando para ser más sostenibles. El crecimiento de la energía solar, está siendo imparable. Según el informe publicado por la ONU Medio Ambiente “Tendencias globales en la inversión en energías renovables 2018”: “La energía solar generó, a nivel mundial, más electricidad que las energías transformadas a través de combustibles fósiles (gas, gasoil).” Añadiendo unos 98GW más que cualquier otra fuente de energía.

Lo anterior está llevando a un cambio de orientación a la hora de generar energía, determinado por la disminución del consumo de carbón, el incremento de la extracción de gas y de la utilización de energía renovables. Un cambio de postura, no sólo a nivel industrial, sino también en el consumo de los hogares, con la utilización de sistemas de calefacción más eficientes, así como con la inserción de sistemas solares de calefacción que son más amigables con el medio ambiente son fundamentales.

En esta materia del ahorro de energía, se han creado iniciativas como la de La Hora del Planeta que se celebra el último sábado del mes de marzo y consiste en un apagón eléctrico voluntario de una hora de duración a nivel mundial.

¿Qué beneficios tiene ahorrar en energía?

Mejora de la economía Reducción de los gastos de energía en los hogares y empresas.
Menor dependencia energética Disminuye la dependencia energética del exterior, que en algunos países supera al 80%.
Menos problemas de salud Reduce el daño ambiental y la contaminación que afecta a la salud de todos
Mejora el abastecimiento Aumenta la seguridad del abastecimiento de energía.
Sostenibilidad Disminuye el consumo de recursos naturales.
Medio ambiente Reduce el deterioro al medio ambiente asociado a la explotación de recursos
Menos emisiones de CO2 Reduce el impacto de los gases de efecto invernadero.

¿Qué podemos hacer?

  • Utilizar la luz natural mientras sea posible.
  • Desenchufar dispositivos o cargadores que no necesitemos.
  • Utilizar bombillas de bajo consumo.
  • Apagar luces o televisores que no estemos utilizando.
  • Controlar el uso de la calefacción y aire acondicionado.
  • Desenchufar aquellos aparatos que no necesitan de conexión continua.
  • Procurar descongelar los alimentos a temperatura ambiente, sin la utilización del microondas.

En todo caso, lo importante es lo que representa, ya que el cuidado del medio ambiente es una tarea que nos corresponde a todos, pues aquí vivimos, aquí compartimos y aquí queremos que sigan nuestros hijos.